OCHENTA Y SEIS AÑOS NO SON SUFICIENTES

   Por intentar buscar el mejor sitio para ver atardecer, me lo he perdido.
Hace tiempo que uso un bozal hecho de sábados tarde,
hace tiempo que corro a cámara lenta para poder engañar a mi conciencia,
hace tiempo que se borraron las flechas y acerté al equivocarme de camino. 


No quiero participar en tus golpes de estado de ánimo
 ni siquiera sé cuidar de mi planta carnívora de plástico,
 por eso me tapo las orejas y me pongo a cantar cuando te veo llegar.
 Por eso miro al techo con la tele puesta, por eso llevo mi maleta a cuestas;
por eso duermo dormido, para no tener que poderte escuchar.


Hace tiempo que me cansé de enseñarte cómo se aprende a olvidar,
hace tiempo que me doy duchas calientes bajo un paragüas abierto
 hace tiempo que leo los botes de champú por la mitad para engañar al tiempo.
Hace tiempo que siento vergüenza de los días empañados,
hace tiempo que me dan escalofríos si creo que me relajo.


Te agradezco la bienvenida al mundo de las necesidades obligadas,
 a las tardes de ilusión con olor a lejía para desinfectar.
A los días que parecen deja vus en un marco digital,
a los martes de cenar lasaña, a los ríos de colonia barata,
a los cuadros con las fotos de desconocidos que pones para aparentar.


Gracias por la mantequilla untada con cuchillos afilados mirándonos bésamente,
por la música de ambiente, por cerrar las puertas sin llamar.
Gracias por tratar de hacerme ver que los jarrones de la entrada no brillan lo suficiente,
por hacerme cómplice de asesinar mi vida con un si quiero de fogueo,
gracias por irnos desconociendo sin tiempo para pausar el juego.


Caerá la tarde.


Nos quedaremos en casa emborrachándonos para tenernos que enfadar,
nos enfadaremos emborrachándonos para tenernos que quedar en casa.
Borraremos los domingos del calendario, borraremos abril.
Cumpliremos los horarios a deshora, escribiremos pautas de desobediencia
y veremos como amanece después de cenar.


Comprobaremos que las cosas no son tan difíciles como las pintan,
pintaremos las paredes de transparente, seremos el centro de gravedad de un hospital.
Dejaremos vivir a las perdices y curaremos las cicatrices que nos causaba la luz de ambiente.
Nos hará una llamada perdida la muerte por seguir demasiado vivos,
nos querremos morir de vida para dar de comer al destino.


Seremos independientes y nos miraremos al espejo sonriendo sin dientes,
porque estaremos muertos. 




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