CAPÍTULO I


                                   DÍAS DE LETARGO Y SUSPIROS DE PERRO
                                   https://www.youtube.com/watch?v=RxabLA7UQ9k

Si abusando de la inmoralidad estamos en lo cierto y lo banal es lo que trasciende, nunca sabremos que pudo haber más allá del siguiente paso.  No sabremos nunca que se siente estando en la piel de aquellos que dieron su vida por saber a que sabe la nada ni sabremos porque ese vacío se apoderó de ellos como una espiral infinita, sólo queda pensar en el motivo que nos impulsa a hacer nuestra vida sosa e insulsa para que cuando lleguemos al final de los días podamos reconocer los errores del letargo y la apatía.

Una vez supe de alguien que pasó su vida solo para amar la compañía, sin tener en cuenta el tiempo en contra ni la guillotina de los infortunios, dedicó su vida a odiarse a si mismo para convertirse en la antítesis de su esencia y así poder encajar en el amasijo de hierros en el que estamos incrustados los demás.

No hay nada como las trabas para ver nuestros defectos ni nada como las estrellas para saber que estamos en la oscuridad de un espacio que ni éramos conscientes de que existía, pero si al fin logramos captar la esencia de ese desconocimiento y usamos toda la energía para dar ese paso al borde del precipicio nos sentiremos seguros de nosotros mismos cuando caigamos al vacío.

La ambición se apodera de las mentes mas fuertes y los débiles son carne de cañon para la masa que forma esa fosa común a la que llamamos Mundo, sin siquiera creer en nosotros mismos pero aconsejando a tomar un camino equivocado, sin querer piedras sobre nosotros por temor a que la ladera se venga abajo aplastando nuestras casas.

Hay un punto de partida que no elegimos y la distancia se desenfoca al tiempo que la recorremos  porque tendemos a tirar de la cuerda hasta marcarla en el cuello de nuestro compañero, pero esta vez los  aullidos de los perros no serán de dolor sino de rabia, y el cielo se volverá rojo y nuestras tripas arderan pensando en aquellos días que no fueron y aquella vida que no vivimos, o que más bien no quisimos vivir.         


Y cuando el agua se vuelva turbia, nuestra sangre espesará hasta que nuestros corazones no sepan latir, porque dejaron de sentir hace mucho tiempo.

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