NADA EN EL BUZÓN


He comandado ejércitos
he derribado montañas
he comido plantas carnívoras
he dormido en el desierto de Somalia.

He volado junto a dos cigueñas blancas
le he contado mis secretos a la aurora boreal
he matado sin medidas restrictivas
he advertido a las bombillas del miedo a la oscuridad.

He cazado tornados en el norte de Alaska
he nadado en el Mar de Aral
he pasado a limpio mis recuerdos sucios
he visto al sol ponerse sin aparentar cansancio.

He criado gusanos y arañas metálicas
he procurado ser nadie
he mojado con aceite los abrazos de almidón
he conseguido ser traficante de bajas por depresión.


Soy un sietemesino-sonámbulo-hipertenso.


He salido para volver sin esperanza 
he caído de rodillas
he sido siempre un turista de temporada baja
he visto caballos salvajes disfrazados de libertad.

He sacado la basura por estribor
he cumplido 40 primaveras negras
he cocinado las calaveras en la morgue
he calculado la trayectoria del asteroide.

He comprado agua, merluza y desodorante
he leído a Kafka
he tenido muchas noches de bacon frito
he sabido concentrarme en no ser alguien importante.

He tenido en cuenta los segundos premios
he dolido en un corazón
he pasado por las grietas de un caparazón de lava
he nacido sin saber que nada me impresionaba.

He intentado ser cada una de las 48 horas de margen que llevo esperando a que la policía encuentre mi cuerpo, pero no tengo la paciencia suficiente para reconocer que llevo años sabiendo que seré el presunto culpable de mi propio asesinato, o de mi propia resurección.







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